24 de abr. de 2007

Tchecov reflete o ofício do escritor através de seu personagem

TRIGORIN "...A veces se le impone a uno, a la fuerza, un pensamiento... Le da a uno, por ejemplo, por pensar de día y de noche en la luna... !Pues bien!..., yo también tengo mi luna. De dia y de noche vivo dominado por este pensamiento fijo <> <> Apenas he escrito uma novela, ya..., sin saber por qué..., tengo que empezar otra... Luego una tercera y después una cuarta... Escribo sin darme tregua, !y no puedo obrar de otro modo!... ?Y qué -- le pregunto yo-- hay en todo esto de maravilloso o de claro?... !Ah!... !Que vida salvaje la mia!... Aqui estoy ahora hablando animadamente con usted y sin dejar, sin embargo, de recordar en todo momento que mi novela, aún no terminada, me espera... Si, por ejemplo, veo passar una nube cuya forma recuerda la del piano, pienso que habré de señalar en alguma novela el paso de una nube semejante... Huele a heliotropo..., y enseguida mi mente registra: <>, <>, <>... Cuando termino mi trabajo, corro al teatro o me voy a pescar. Aqui, donde debería haber descansado e olvidado..., no puedo ya hacerlo, pues dentro de mi cabeza comienza a dar vueltas otra pesada bala de peltre: un nuevo argumento!... Ya la mesa de despacho empieza a atraerme, y de nuevo hay que escribir, escribir y que escribir!...!Y así siempre, siempre!... !Yo soy el primer obstáculo a mi tranquilidade! Siento que devoro mi propia vida, pues para conseguir la miel que luego entrego a alguno de los seres que pueblan el espacio, he de recoger antes el polvo de mis mejores flores, destrozarlas y pisotear sus raíces... ?Acaso no soy un loco?... ?Es la actitud de mis amigos y conocidos la natural para con un ser de espíritu sanu?... <> --me dicen--. <>... !Siempre lo mismo! !Siempre lo mismo!... Y llega a parecerme que todo: la atención que me prestan los que me conocen, las alabanzas y los entusiasmos son puro engaño... Se me figura que me engañan como a un enfermo y, a veces, hasta temo que se me acerquen a hurtadillas por la espalda, me cojan y me lleven a un manicomio...Aquellos otros años, los mejores de mi juventude, cuando empezaba mi carrera literaria, fueron para mí un continuo martirio... El escritor de segunda fila, sobre todo cuando la suerte no lo acompaña, se antoja a sí mismo inepto..., se considera <>. Sus nervios desgatados se mantienen en constante tensión, y se pasa el tiempo vagando por los círculos literarios sin ser aceptado ni advertido por nadie. Teme mirar a los ojos de los demais, franca y valerosamente, como el jugador apasionado cuando no tiene dinero...Nunca he visto a mi lector, pero, sin saber por qué, la imaginación me lo repressenta predispuesto en contra mia y lleno de desconfianza... !He sentido miedo al público! Cuando llegaba el momento de representar una nueva obra, en cada estreno me parecía observar que los morenos me eran hostiles y los rubios fríamente indiferentes. !Qué terrible sensación! !Qué martirio!"
Tchecov en teatro (La Gaviota) págs 32 a 34